viernes, 9 de diciembre de 2011

Un día de fotos

Sin esperar, como el fuerte y abrumador sonido de una explosión en un lugar tranquilo, un agudo y constante sonido apareció en lo profundo del sueño de un joven, que en ese momento se encontraba bien dormido. Aquel joven abrió los ojos y tratando de comprender lo que estaba sucediendo en ese preciso momento, estiro de forma desesperada y abrupta su cuerpo, trato de encontrar el origen de aquello que lo atormentaba de forma constante.

En medio de una obscuridad casi absoluta, mientras él se encontraba moviendo sus brazos a su alrededor, tocando diferentes superficies, afín pudo detectar un aparato de forma rectangular frio, el joven aún desconcertado y desesperado, lo cogió entre sus manos y se propuso a investigar de qué se trataba. Era el iPod sonando la alama matutina de las seis de la mañana. Al ver dicha hora, él se levantó inmediatamente y sin titubear de su cama, realizo todas las actividades propias de cualquier persona para iniciar un día laboral cualquiera.

Una vez listo, cogió su cámara y prosiguió para trasladarse a su trabajo; Pero cuando abrió la puerta de su apartamento, una fría y húmeda brisa cubrió su cuerpo, una brisa que cala hasta los huesos. Inmediatamente cerró la puerta y se dirigió al cuarto por una chamarra de color café claro y un suéter de lana tejida color café obscuro. Se colocó dichas prendas y prosiguió con su camino al trabajo.

Empezó a caminar atreves de un gran estacionamiento del conjunto de apartamentos donde él actualmente vive. Aún se podían ver las estrellas y a lo lejos la Luna oculta por una gran nube de color grisáceo. Los coches cubiertos de una especie de capa blanca, los jardines que durante el día se encuentran de color verde, en ese momento se podían observar todos en un color blanco. Los arboles la mayoría mostrando sus desnudas ramas y troncos al descubierto, permitían el paso de pequeños rayos de luz procedentes de diferentes lugares. Eran los efectos de la helada matutina, propia de la época previa al invierno en la costa oeste del hemisferio norte.

Mientras caminaba, aquel muchacho de complexión delgada y mediana estatura, gustaba de observar todo a su alrededor, disfrutando el momento y buscando elementos u objetos para fotografiar con su cámara SLR. Inicio los preparativos, coloco la cámara en función Manual, ajusto la sensibilidad ISO, seleccionó la apertura del diafragma y velocidad de exposición. Fotografió la capa de hielo que cubría a un vehículo, el firmamento, la copa de los árboles, el reflejo de unos postes de luz en el agua estancada de un charco.

Aún con una débil obscuridad y algunos rayos del sol asomándose a lo lejos, el joven ingreso al “Green Way Trail”, un camino diseñado principalmente para el tránsito de bicicletas y personas que gustan de hacer deporte, este camino se caracteriza por ser angosto y estar rodeado de naturaleza propia de la zona, un río de caudal moderado lo acompaña durante varias millas de recorrido y una fauna que maravilla a varias personas. Camino, durante un tiempo cuando encontró una banca de madera en medio de la nada y la fotografió desde diversos ángulos, al terminar, continuo con su camino al trabajo.

Poco a poco la obscuridad fue desapareciendo y la luz fue abriendo su camino. A lo lejos se podían ver los anaranjados y rojizos rallos del Sol en su amanecer, fotografió esos bellos momentos de luz matutina, creando composiciones fotográficas muy bonitas y agradables a la vista.

El frío, que se podía sentir en ese momento era muy fuerte, la cara pálida y blanca de aquel muchacho, mostraba unas orejas y nariz de color rojizo, el vapor de su respiración era un claro ejemplo de las bajas temperaturas que experimentaba. Sus manos al descubierto, una sujetando la cámara con una correa alrededor de la muñeca. Seguramente el sentía dolor en sus manos, seguramente le costaba trabajo mantener sus manos calientes, los movimientos de los dedos poco a poco se vieron disminuidos al grado de introducirlos en sus bolsillos para calentarlos un poco.

¡Una ardilla! – Exclamo el joven, que a lo lejos podía ver como esta se alimentaba de una bellota con sus dos extremidades superiores. En ese preciso momento apunto con la cámara a la ardilla y trato de ajustar los diversos parámetros, cuando la ardilla se dio cuenta inicio su huida, el joven fotógrafo, disparo sin titubear. Esa foto capto el momento preciso de la Ardilla saltando del árbol donde se encontraba, pero des-afortunadamente, las condiciones de luz y enfoque hicieron que la foto saliera movida y con bruma, pero a él no le importó, ya que había capturado un buen momento.

Ya llevaba varias millas recorridas, cuando cruzo por debajo de un puente vehicular de Atlantic Aveue ocurriéndosele fotografiar el río, mostrando los pilares que dan soporte al puente. Inmediatamente después se encontró con unas rocas con una ligera capa de musgo silvestre y busco diferentes ángulos para capturar otro momento. A lo lejos se podía ver una cerca de madera, que dividía una propiedad privada de la zona federal y de libre acceso, la fotografió desde diferentes ángulos y experimento con diferentes velocidades.

Antes de cruzar las vías del tren, se encontraba un árbol de varios metros de altura, desnudo casi al cien por ciento, se encontraba un ave negra de gran tamaño parada en una de las ramas de dicho árbol. Seguramente se encontraba calentándose con aquellos rayos de luz solar que rociaban las copas de los árboles en toda esa zona del condado de Wake. Enfoco al ave y al árbol, capturando varias fotografías. Y prosiguió con su camino al trabajo.

Unos patos volando se encontraban, formando una escuadra, maravillado quedo que inmediatamente quiso capturar la escena, una escena que no pudo ser capturada como él hubiese querido, esto debido a que las aves volaron muy rápido al tiempo de reacción de aquel aprendiz de fotografía.
Por fin llego a un gran puente de madera que cruza el “Wreen Way Trail” con la “Capital Boulevard” cerca de la zona, se encuentran la oficina. Al acercarse a las instalaciones el joven las vio vacías y cerradas, no habían muchos coches, fotografió el edificio, un edificio de ladrillos color rojo, de forma rectangular y con un gran jardín en la parte frontal, mientras en la parte trasera un gran estacionamiento que limita con las vías del tren.

Extrañado el joven se quedó confundido, pero nunca preocupado, simplemente se empezó a cuestionar diferentes preguntas como por ejemplo ¿A caso el día de hoy es sábado y no me toca laborar? ¿Habrán legado tarde los responsables de abrir el edificio? ¿Hice menos tiempo de lo acostumbrado y llegue antes de lo planeado? En fin él se cuestionó varias preguntas y no encontró respuesta alguna a tal predicamento, mientras tanto el despreocupado continuo tomando fotos de todo aquello que encontraba a su paso.

De forma paulatina empezó a llegar gente a las instalaciones y, después de una hora treinta y siete minutos aproximadamente, llegaron los empleados que tenían las llaves y dieron acceso a toda esa gente que formada se encontraba a un costado de la puerta principal muriéndose de frio, en espera de poder conseguir un documento de probatorio de nacionalidad y/o identidad. Él se puso a platicar con algunas personas que se encontraban formadas, tratando de compartir sonrisas y buenos momentos con todos aquellos que se encontraban.

El joven que practica tomando fotografías, ingreso a las instalaciones y tomo algunas imágenes del lugar de trabajo, la gente formando filas de espera, las bancas vacías, los niños jugando, los empleados trabajando. Después de saludar a sus compañeros y se dirigió a su área de trabajo. Observo el reloj de su computadora y, hasta ese momento comprendió que el reloj de su iPod se encontraba con un tiempo adelantado de casi dos horas, por esa razón fue un día diferente a los demás.